El proyecto de Taller Silvestre parte del bosque, y es el bosque el hilo conductor de lo que creamos y hacemos en el taller. Pasamos tiempo en el campo recolectando plantas, flores, hojas … para nuestro trabajo de composición y tintes botánicos. Siempre con mucho cuidado y respeto y observando las directrices de recolección silvestre sostenible. Más a menudo de lo que nos gustaría, encontramos basura en el bosque. Nunca es mucho , pero si pensamos en lo que tardan los residuos más comunes en descomponerse el impacto es increíble ( envases de brick: 30 años, prendas sintéticas: 40 años, bolsas de plástico: 150 años, pilas: 1000 años, envases de plástico: 300 años, latas de refresco: 200 años, botellas de plástico: 450 años…)
Así que un día empezamos a recoger también la basura que encontrábamos en nuestras salidas a recolectar. Y ahora llevamos siempre una bolsa adicional con nosotros, y ahí vamos guardando la basura que nos encontramos en el camino. La Bolsa-B, por la bolsa de la basura.
Es una tarea muy sencilla, no nos cuesta nada. Ha sido más una cuestión de pararse a mirar y tomar conciencia, e incorporar un pequeño habito en nuestras salidas.
No queremos convencer, solo mostrar un problema y reflexionar sobre la capacidad que tenemos cada uno de actuar. De pasar de las ideas a la acción, con pequeños gestos, muy pequeños. De incorporar hábitos que cambian las cosas. De ejercitar nuestra responsabilidad individual.
En unos días llega Agosto y la mayoría nos vamos de vacaciones con nuestras familias y amigos a la playa o al campo. Y tenemos un poco más de tiempo para reflexionar y mirar. Mirar como está nuestra playa , esa que nos lleva acogiendo tantos veranos y que nos ha regalado tantos momentos brillantes de nuestra vida, y quizá ver que entre las rocas y las piedras hay abandonadas unas cuantas botellas, latas, cuerdas, vasos de plástico, que en un ratito de paseo podemos recoger. Se hace en muy poco tiempo. Y suele ser contagioso, la gente se anima al ver que hay otros recogiendo.
Es solo un comienzo para tomar conciencia de que el verdadero problema es la cantidad de residuos que generamos. Nos invita a reflexionar sobre lo que queremos para el futuro y sobre lo que tenemos que hacer en el presente.
Os invitamos a leer un cuentito precioso “El hombre que plantaba arboles “ de Jean Giono. Lo podéis encontrar en cualquier libreria on-line, o también en versión pdf por la red, Gionno cedió los derechos de la obra para que cualquier pudiera acceder a ella. Cuenta la historia de un pastor de la Provenza francesa, Eleazar Bouffier, que decide consagrar su existencia a devolverle la vida a su tierra. En soledad y con constancia planta bellotas para repoblar de árboles la región, que se encuentra desolada en esa época, una tierra sin agua, sin vegetación. La acción cotidiana de Eleazar, generosa, humilde y sobre todo constante, transforma este paisaje desierto. La historia es un canto a la naturaleza. Un tributo a la bondad y a la humildad
FELIZ VERANO