HISTORIA
Conocer un poco más
El zurcido es una de las formas más universales de reparación, practicadas a lo largo de la historia, en todo el mundo, por cualquiera que no pudiera permitirse fácilmente reemplazar su ropa.
Hay que tener en cuenta que los textiles eran un lujo y se zurcía hasta extremos insospechados.
Uno de los primeros ejemplos de zurcido es una túnica de lana de un niño, que data de 600 – 799 de nuestra era. Se ha zurcido muchas veces con al menos once tonos diferentes de lanas y linos.
En el siglo XVIII y hasta principios del XX, el zurcido tradicional fue parte de la educación de una niña en Occidente, sobretodo para aquellas de entornos más pobres.
El zurcido es parte de nuestra historia y lo podemos encontrar en:
Literatura:
- Mujercitas de Louisa May Alcott
- La aguja de zurcir Hans Christian Andersen
- Pétreo y Wendy J.M. Barrie
Pintura:
- Gabriele zurciendo, Augusta Renoir
- Interior con hombre zurciendo calcetines. Anne Archer
Música
- Eleanor Rigby. The Beatles
Charles Eames , arquitecto y diseñador decía: “El sueño de mi vida es tener un par de calcetines bien zurcidos”
La actriz, Helen Mirren dice: “Me encanta zurcir. No porque los calcetines de mi marido necesiten precisamente un zurcido sino simplemente porque me gusta”.
DECHADOS
Dechado: (Del lat. dictātum, precepto, enseñanza).
1. m. Ejemplar, muestra que se tiene presente para imitar.
2. m.Ejemplo y modelo de virtudes y perfecciones, o de vicios y maldades
3. m p. us. Paño con distintas muestras de costura o bordados para prender a coser.
Maravillas Segura Lacombra clasifica los dechados en tres tipos:
Borrador: son aquellos que las bordadoras hacían para ver el efecto de su trabajo antes de hacerlo en la obra real, aprendiendo la técnica y conservaban estos muestrarios para posteriores trabajos.
Marcador: reunían letras, abecedarios y números que posteriormente copiarían para “marcar” tanto la indumentaria como el ajuar.
Magistral: serían aquellos en los que la aprendiza, además de adquirir el conocimiento de la técnica de bordado, procuraba que el efecto final fuese bello y artístico, distribuyendo las distintas cenefas de modo armonioso, dejando un espacio para los motivos figurativos o simbólicos introduciendo otros elementos como borlas de adorno, abalorios, cintas o pasamanerías en los bordes e incluso forrándolos para darles un mejor acabado y aspecto.